Psicopatología

La sílaba radical. Por Laura Benetti

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IV FORO LATINO EN RED

ZADIG LA MOVIDA LATINA

¿A dónde vira la época?

La sílaba radical

Laura Benetti

“El criterio de lo insoportable en política se busca del lado del cuerpo”.

(J. C. Milner, Por una política de los seres hablantes, 2013)

“¡Jamás, señor ministro de salud, fue la salud más mortal y la migraña extrajo tanta frente de la frente!” (C. Vallejo, “Los nueve monstruos”)

“Algo de lo que no se entiende nada es la gran esperanza, el signo de que se está afectado” (J. Lacan, El Seminario, 18)

Estas citas preceden a la pregunta que me formulo junto a ustedes y con nuestro invitado. ¿Cómo pensar un hecho repentino en la lógica del Universo tomando en cuenta las nuevas formas de la creencia y sus desinencias religiosas? Religiones aquí pensadas como dialectos productores de sentido ilimitado, a escala planetaria. Con la particularidad de que al negar el inconsciente se creen amos de su ser. No es algo nuevo, es un desplazamiento en las opacidades donde no posamos la lupa.

En su Seminario 17: “el viraje que el discurso analítico interroga es que nadie obliga a gozar, salvo el Superyó: Goza”.[1] Asistimos a una narrativa política enlazada a modos de gozar de tinte paranoico, que pone a disposición de los ciudadanos una usina ideológica inquietante. Ofertar a dispersión las plataformas de las redes sociales para ofrecer afiliaciones espontáneas. Un nuevo modo de reclutar y, como resultado, ejércitos de improvisados al servicio de algunos delirios supremacistas. Resulta de esa operación de dominación lo que se ha dado en llamar la nueva martirología. La infantolatría en el decir de Serge André. Una cuña ideológica que pensamos con Lacan, como acto criminal que solo requiere de una chispa (un clic) para estallar. Decantemos ahora una posición, nada que proceda de las armas de desinformación masiva y hacer vacilar en lo posible el semblante inmoral del Otro del complot. “El moralista nos muestra siempre más impudicia que imprudencia”, resalta Lacan en su texto Kant con Sade, y prosigue: “y los eruditos en este terreno son siempre los payasos”.[2] Memes aparte: “la basura ocultista de la que se nutren”.[3]

Freud coloca un epígrafe de Goethe en la puerta de entrada de su “Psicopatología de la vida cotidiana”: “Ahora el aire está tan lleno de cacería, que uno no sabe cómo se las va a arreglar para escapar”.[4] Las nuevas cacerías, las neoinquisiciones. Las formas de linchamiento en redes sociales. Y la sumisión reducida a un delirio de identidad, desligado de las tradiciones, en particular negando la valiosa función de la trasmisión y presentando serias dificultades para subjetivar cualquier atisbo de pérdida. Fabricando frases breves injuriantes, carentes de matices, sin entramado narrativo, sumergidas en el coloquio de la prisa y del inmediatismo. Modalizaciones de lo que Aristóteles llamaba, dentro de las formas de la pereza, las terretísmatas, sonidos sin sentido que alguien canturrea para sí mismo, expoliando las formas comunitarias de estar en los discursos establecidos. Tik-Tok.

“En su forma más radical, ciertos goces que no son reabsorbibles en los dispositivos de la civilización”, como afirma E. Laurent.[5] Las llamadas fiestas Covid, cuyo pathos, juntos por el contagio, nos evoca ese goce. A la vez que nos deslizan su segregación: apestados.

¿Qué propone Freud como coartada para esas cacerías? Un libro que voy –con vuestra anuencia– a leer en clave de interrupción. La psicopatología es un hermoso tratado acerca del arte de la interrupción. Interrumpe, dice Freud, la sílaba radical, cuerpo de una equivocación. Por más fugaz que sea cumple con un efecto de detenimiento. Un viraje. Hacer algo con lo efímero es una ética que Freud nos ha legado. Y en ese pequeño lapso de tiempo alentar alguna nominación que medie para disipar la ferocidad de las grietas. Porque si la ironía falta, y vaya que falta, se da lugar al fetiche. La saturación de objetos de mercado no ha parado con la pandemia, nuevas ofertas han surgido rápidamente para que el retrato capitalista no detenga el vuelo de su pincel carroñero.

Un ejemplo de ello es la página del Tanatorio coach que se oferta en Facebook para suplir los ritos funerarios. Otro, esos paneles en la calle “un abrazo hasta el cielo, Fulano”, que sirven como obituario y despedida. La operación totalitaria de dominio de las subjetividades siempre te pisa los talones. Por razones sádico-humanitarias. Para que el mercado no se angustie. Quitar la voz, dejarlo sin réplica para que los verdugos se encarguen de su suerte. Moraleja del debate. Stand by, proud boys!

En palabras de J. C. Milner, “hablemos pues sin ambages. Cuando se trata de injusticia el mejor paradigma y tal vez el único es el dolor físico. Propone una política minimalista […] su tiempo es el presente, furtivo portador de lo que sabemos y de lo queremos, aquí y ahora”.[6]

Pregunta: ¿Cuáles son las relaciones que presentan las nuevas derechas con la religión, en especial, con los evangelismos neo-pentecostales? ¿Cómo ubicar su afinidad con el discurso capitalista, qué efecto leer con respecto de las políticas hegemónicas de control social?


[1] Lacan, J., El Seminario, 17, El reverso del psicoanálisis, Buenos Aires, Paidós.

[2] Lacan, J., Escritos 2, “Kant con Sade”, Buenos Aires, Siglo XXI editores.

[3] Lacan, J., El Seminario, 18, De un discurso que no fuese semblante, Buenos Aires, Paidós.

[4] Freud, S., Obras completas, T.1, “Psicopatología de la vida cotidiana”, Madrid, Biblioteca Nueva ediciones.

[5] Laurent, E., “Goce y radicalización”, Blog Psicoanálisis Inédito.

[6] Milner, J.C., Por una política de los seres hablantes. Breve tratado político 2. Buenos aires: Grama ediciones.